Cuando hablamos de minería, el calificativo «sostenible» puede tornarse paradójico. Sin embargo, países como Australia han demostrado en la práctica que es posible hacer sostenible la minería, cuando su gestión se lidera desde la visión de desarrollar los recursos minerales y energéticos de un país, maximizando los beneficios económicos y sociales, mientras se minimizan los impactos ambientales.
Australia es líder mundial en la industria minera. Con cerca de 200 años de experiencia, acoge las mayores reservas de litio, plomo, níquel, uranio y zinc. Si bien su geología antigua es favorable para un menor impacto ambiental en comparación con paisajes más jóvenes como los de América del Sur, Australia es un país que se ha preocupado por normar y regular la extracción minera bajo sólidos principios de sostenibilidad e invertir en capacitación, investigación y desarrollo tecnológico para optimizar cada proceso de la industria.
Otra de las características que destaca en el modelo minero australiano, es que contempla ‘Native Title Agreements’, mecanismos legales que promueven el desarrollo consensuado del 60% de sus proyectos mineros que están ubicados cerca a comunidades indígenas. Bajo estos mecanismos, Australia regula el uso y acceso a tierras y agua, el desarrollo económico, la protección del patrimonio cultural y la generación de capacidades y oportunidades de empleo para la población de las áreas intervenidas (Nelson, 2019).
La minería sostenible se refiere entonces a la extracción de minerales y recursos naturales de la Tierra de forma responsable, minimizando el impacto ambiental y garantizando el bienestar y desarrollo económico de las comunidades. La adopción de prácticas sostenibles mineras conlleva el uso de tecnología para reducir la contaminación del agua, aire y suelo y la emisión de gases de efecto invernadero, la recuperación y restauración de áreas afectadas, la promoción de la seguridad laboral y la implicación de las comunidades indígenas en la gestión minera de sus territorios.
| Pequeña minería shuar en la Amazonía ecuatoriana
Ana Karina Vera Vera, docente de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas e integrante del Observatorio de Conflictos Socioambientales y Cultura de Paz de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), destaca que, en Ecuador, existe un referente de minería sostenible en el cantón Paquisha, provincia de Zamora Chinchipe. Se trata de la empresa comunitaria «Exploken Minera», que, estando conformada por la propia comunidad shuar de Kenkuim (Congüime), desde 2016 lleva a cabo la extracción de oro como pequeña minería indígena ―reconocida y regulada por el Estado ecuatoriano― que respeta el medio ambiente y entrega un porcentaje de las ventas mensuales a la comunidad para el desarrollo exclusivo de proyectos comunitarios sociales.
Advirtiendo este caso de producción minera sostenible ―que en 2016 se estimó que beneficiaría a más de 450 personas, de acuerdo al Ministerio de Minería de Ecuador―, un proyecto de investigación y vinculación con la sociedad de la UTPL se enfocó en analizar las estrategias de resistencia y adaptación de la comunidad de Kenkuim y cómo los valores socioculturales, ecológicos y económicos son articulados por los actores shuar en el proyecto minero indígena.
El proyecto implicó una primera fase de estudio etnográfico realizado entre la UTPL (Ecuador), la Universidad de Oslo (Noruega) y la Universidad de Södertörn (Suecia), con la que se identificó las experiencias de gobernanza y justicia socioambiental vividas en Congüime a partir de la instauración de la empresa Exploken Minera, así como, las oportunidades y retos que emergieron en la comunidad, antes, durante y después de esta actividad minera con principios de sostenibilidad.
Si bien la comunidad shuar de Kenkuim ha impulsado un modelo de desarrollo local a partir de una minería sostenible que minimiza los impactos ambientales al no utilizar químicos ni metales pesados para las acciones de extracción, actualmente el cantón Paquisha continúa afrontando las consecuencias de una profunda contaminación originada por la minería a gran escala e ilegal que se desarrolló de forma indiscriminada en épocas anteriores.
Nota. Entrevista realizada a la comunidad de Congüime como parte del proyecto de investigación y vinculación con la sociedad de la UTPL, publicada en el artículo científico: https://doi.org/10.26754/ojs_ried/ijds.570.
Identificadas las problemáticas, retos y oportunidades de la comunidad de Congüime, el proyecto de la UTPL implicó una segunda fase de intervención con un ciclo de capacitaciones gratuitas que benefició a cerca de 100 actores shuar, mejorando su conocimiento sobre conflictos socioambientales y fortaleciendo sus capacidades con técnicas de manejo y resolución de conflictos y normas de seguridad y salud ocupacional. Se impartieron también talleres de monitoreo ambiental participativo con escarabajos coprófagos y monitoreo de peces y calidad de agua para apoyar a la comunidad en su esfuerzo de conservación ambiental y adopción de prácticas sostenibles.
Una vez culminado el periodo de extracción de oro en Congüime en 2024, es importante que se realicen estudios ambientales específicos para verificar el impacto final de la producción minera comunitaria indígena de Kenkuim. Si se corroboran sus estándares de operación verde, este caso se constituiría en un referente de minería sostenible histórico en Ecuador y América del Sur, por remediar daños ocasionados previamente por acciones extractivistas privadas e ilegales, mitigar los efectos del cambio climático, y contribuir al desarrollo económico de la comunidad shuar al distribuir de forma equitativa los beneficios económicos derivados de la actividad minera.
«La minería no es estable. Tarde o temprano se acaba», reconocía enfáticamente Ismael Wampash Saraguro, vicesíndico de Congüime, en una de las entrevistas realizadas en 2019 durante el proceso de investigación liderado por el equipo docente de la UTPL. La pregunta es entonces: ¿qué hay después de la minería sostenible en Congüime?
Fausto Juank, síndico de comunidad, aclaraba entonces que la minería no es parte de la cultura shuar y que sus costumbres son otras, como la pesca y la cacería. «Los antepasados no hacían minería; esa la trajeron los hermanos de otros lugares. Nuestros abuelos no sabían del oro… La minería no es parte de la cultura, pero la realizamos por necesidad, por la falta de recursos» (2019).
El reto de la comunidad es entonces iniciar y revalorizar actividades económicas que no dependan de la minería y que rescaten su idiosincrasia, como la agricultura y la ganadería.
Al respecto, Blanca Ankuash Quizhpe, comunera shuar, subrayaba que ellos no se descuidan del campo:
«Nosotros que trabajamos en la minería… Yo dejo de criar una gallina, un ganado… ¡No! Yo tengo acá mis animales, mantengo aquí la gente, el trabajo y mi finca. Ya que esa persona no puede trabajar aquí exactamente, pero doy con ese dinero que yo gano de mi sueldo, pago a un trabajador para que este trabajador me dé sembrando pasto. Ya, entonces, estoy dando fuente de trabajo yo. Yo hago así y varios compañeros que trabajan aquí hacen así, con la siembra de yuca». (2019)
Nota. Entrevista realizada a la comunidad de Congüime como parte del proyecto de investigación y vinculación con la sociedad de la UTPL, publicada en el artículo científico: https://doi.org/10.26754/ojs_ried/ijds.570.
Por su parte, María Beatriz Eguiguren Riofrío, líder del proyecto de vinculación y directora del departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la UTPL, menciona que actualmente desde la academia continúan y continuarán brindando acompañamiento a la comunidad de Congüime en todo lo que necesiten, a través de investigación, formación y transferencia de conocimiento para impulsar el desarrollo sostenible del cantón y la provincia.
¡Colaboremos juntos para fortalecer y ampliar el impacto de este proyecto!