A nivel internacional, la construcción es considerada como uno de los sectores económicos que más demanda de mano de obra y que, por ende, ejerce un efecto multiplicador y dinamizador en la economía de cada país. El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC, 2012), lo considera «el mayor empleador del mundo» (párr. 1); sin embargo, la brecha de género presente en Ecuador dentro de este sector es contundente, evidenciando que las mujeres representan solo el 14% de su fuerza laboral y solo el «7,8% de las personas que conducen maquinaria pesada» (INEC, citado en ONU Mujeres, 2022).
Históricamente, diversos estudios demuestran que en Ecuador —así como en otros países del mundo— las mujeres lideran los indicadores de desempleo y su presencia se evidencia mayoritariamente a nivel nacional en actividades de comercio y reparación de vehículos y efectos personales (26,5%) o de agricultura, ganadería, caza y silvicultura (20,9%), frente a otras actividades relacionadas a la construcción, en donde su participación solo representa el 0,8%, de acuerdo al último informe «Mujeres y hombres del Ecuador en cifras III», emitido por el INEC (2012).
Los porcentajes de representatividad de la mujer en la construcción son ínfimos; no así, las oportunidades y retos que existen para promover su inclusión dentro de este sector económico con alta proyección de productividad y rentabilidad. Esta es la realidad que distintas empresas han observado y, reconociendo que la brecha de género surge a partir de patrones desiguales de acceso y control de determinados recursos, se han preocupado entonces por crear soluciones que combaten el problema de raíz, generando oportunidades de formación y capacitación que les permitan a las mujeres acceder a actividades económicas dentro del sector de la construcción con conocimientos actualizados y competencias acorde a las exigencias del siglo XXI.
Este es el caso de Escop UTPL, la escuela de capacitación de conductores y conductoras profesionales de la Universidad Técnica Particular de Loja que, desde 2016, ha graduado a 97 mujeres con licencia profesional tipo G, habilitándolas para que se inserten en el sector industrial, desempeñándose en actividades de operación de maquinaria pesada y equipo caminero como cargadora, tractor, excavadora, retroexcavadora y montacarga, en distintas empresas constructoras, mineras, alimentarias o instituciones gubernamentales, entre otras.
De acuerdo a Gabriela Rojas Luzuriaga, directora general administrativa de Escop UTPL, la escuela considera fundamental la inclusión de la mujer en la conducción profesional y en el sector de la construcción, porque «diversos estudios a nivel internacional revelan que las mujeres son cuatro veces más seguras que los hombres, conduciendo de formas menos nocivas para el medio ambiente, ahorrando combustible, conservando de mejor manera los equipos técnicos, respetando normas de seguridad vial, siendo menos propensas a recibir advertencias de exceso de velocidad y, en general, generando un menor número de accidentes de tránsito». En consonancia con ello, datos estadísticos del Anuario de la Dirección General de Tráfico de España (2020) evidencian índices de siniestralidad favorables para la mujer, ya que solo 2 de cada 10 accidentes de tránsito son ocasionados por ellas.
Desde esta perspectiva, una mayor participación de la mujer conlleva grandes beneficios para el desarrollo sostenible de este sector; ya que, al caracterizarse por una sólida conciencia y percepción del riesgo, las mujeres logran ejecutar con mayor prolijidad, eficacia y efectividad actividades de operación profesional de maquinaria pesada y equipo caminero, incidiendo directamente en el aumento de la productividad y rentabilidad de las empresas dedicadas a la industria de la construcción.
A pesar de las ventajas identificadas, son varios los prejuicios que coexisten en la sociedad frente a la incursión de la mujer en la conducción y en la construcción, lo que no permite cerrar la brecha de género por la que distintas organizaciones trabajan. Es así que, en Escop UTPL, por ejemplo, la relación de participantes en cada programa de capacitación había sido en promedio de 1 mujer cada 24 hombres, antes de que surja la iniciativa interinstitucional «Mujeres al Volante», la primera escuela de conducción profesional de transporte y equipos pesados para mujeres del Ecuador, en la que se logró la postulación de más de 1200 mujeres provenientes de distintas provincias del país y se admitió —con una beca del 90%— a 29 de ellas, caracterizándose por ser madres y cabeza de hogar.
Mujeres al volante: la nueva era de la mujer en la conducción profesional de maquinaria pesada y caminera
«Mujeres al Volante» es el nombre que da vida a una iniciativa de Holcim Ecuador, que, a través de un trabajo colaborativo con Escop UTPL y el apoyo de Nirsa S.A. y Equitransa, ofertó la primera edición de un programa de formación especializada para mujeres en conducción profesional de maquinaria pesada y equipo caminero, hasta la obtención de su licencia tipo G en la Agencia Nacional de Tránsito (ANT) del Ecuador.
Esta iniciativa, que cuenta con el aval de ONU Mujeres como respaldo del compromiso social con la inclusión de la mujer en el sector de la construcción, ha marcado un hito nacional que llena de orgullo a las instituciones que han sido parte de su ejecución, no solo por el número significativo de postulantes y participantes, sino por el impacto transformador que ha tenido este programa en la inserción de las graduadas en el mercado laboral asociado al sector de la construcción y en el consiguiente mejoramiento de su economía familiar.
La primera edición de «Mujeres al Volante» contó con el expertise formativo y la capacidad instalada de Escop UTPL para desarrollar competencias profesionales con una metodología de enseñanza dinámica e innovadora, soportada en la maquinaria pesada y caminera con la que cuenta, así como con sus simuladores de alto nivel que hicieron posible que se brinde una formación sostenible, reduciendo el impacto ambiental. De esta forma, el programa estuvo conformado por 320 horas de formación: 280 horas online de teoría y 40 horas de práctica en campo.
Las participantes de «Mujeres al Volante» destacan el aprendizaje integral que han tenido en el programa. «Hemos aprendido desde la última pieza que va dentro de un montacargas hasta la manera en cómo cuidar y velar por la seguridad, no tanto de nosotros, sino del entorno en el que vamos a laborar», sostiene Tatiana Ocaña, graduada de la primera edición. Otras participantes sostienen:
Elegí capacitarme para obtener esta licencia, primero, porque me gusta la conducción de maquinaria pesada, y, segundo, porque existimos mujeres que queremos seguir esto, pero por los estereotipos que existen, nos quedamos estancadas con miedo o temor y no nos decidimos.
Graduada de la 1.ª edición de «Mujeres al Volante»
La inversión del gobierno, la empresa privada y la academia en la educación de las mujeres y en la promoción de su inclusión en el mercado laboral es fundamental cuando se reconoce que las mujeres con trabajo tienen un efecto catalizador en la economía de los países. De acuerdo al reporte «Gender Equality in Education, Employment and Entrepreneurship: Final Report to the MCM 2012», emitido por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), «el aumento de la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo —o una reducción de la disparidad entre la participación de mujeres y hombres en la fuerza laboral— produce un crecimiento económico más rápido. (OCDE, 2012, citado en ONU Mujeres, 2015).
Las licencias profesionales abren puertas. Es lo que ha hecho en mí. Abrió puertas.
Graduada de la 1.ª edición de «Mujeres al Volante»