El cambio climático —comprendido como los cambios a largo plazo en las temperaturas y patrones climáticos debido a causas naturales como las variaciones del ciclo solar— podría ser, en sí mismo, uno de los principales factores para la generación de incendios forestales; pero, la realidad es que, a partir del siglo XIX, la actividad humana ha sido el verdadero acelerador del cambio climático a través de la emisión de gases de efecto invernadero que envuelven a la Tierra, atrapan el calor del sol y elevan la temperatura. Las personas son entonces el origen de la década más cálida que se ha registrado en el planeta (2011-2020) de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), así como son también las responsables del 99% de los incendios forestales que ocurren en Ecuador, de acuerdo al Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica (MAATE, 2021).
Los datos ponen de manifiesto una verdad sin precedentes: los incendios forestales pueden ser una de las consecuencias naturales del cambio climático a nivel mundial; pero, en nuestro país, específicamente, se constituyen en un hecho —desencadenado por la actividad humana— que causa el aceleramiento y agudización de la emergencia climática que atraviesa el mundo al liberar de forma directa importantes cantidades de dióxido de carbono (CO₂) a la atmósfera. Paradójico, pero cierto.
En Ecuador, los incendios forestales no se están originando por factores naturales como olas de calor prolongadas, sequías intensas, caída de rayos o erupción de volcanes… Estas catástrofes se están produciendo por razones asociadas a la antropización o acción del ser humano en la naturaleza, como, por ejemplo, el uso inadecuado del fuego como herramienta de trabajo-no-formal para actividades agrícolas o pecuarias, buscando preparar los suelos o renovar pastizales.
Advirtiendo este panorama, se torna imperante apostar por una gestión integral y sostenible del fuego que centre su atención en la prevención, entendiendo que este enfoque se orienta hacia un factor que aún puede ser gestionado por los actores de la sociedad: la actividad humana. De esta forma, la prevención en el manejo del fuego incluye la implementación de políticas públicas, la educación ambiental, el fortalecimiento de capacidades locales, el equipamiento y la promoción de buenas prácticas agropecuarias, entre otros aspectos que permiten trazar una expectativa más optimista en la reducción de incendios forestales y con ello mitigar los múltiples efectos negativos que acarrea este tipo de catástrofes para los países a nivel social, ambiental y económico.
Al impacto negativo que representan los incendios forestales para el planeta con la deforestación, destrucción de hábitats, intensificación del cambio climático, pérdida de producciones agropecuarias y distintas afecciones de salud, se suma el debilitamiento de la economía global, no solo por el estancamiento productivo, sino por la fuerte inversión monetaria que demanda controlarlos y apagarlos, siendo necesario cubrir costos operativos del soporte brindado por una red de bomberos y resarciendo daños directos o colaterales originados por el fuego. En este sentido, el último informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA): «Propagándose como un incendio forestal: la creciente amenaza de incendios excepcionales en paisajes», publicado en febrero de 2022, exhorta a los gobiernos, primero, a medir y auditar su gasto en materia de incendios forestales y, segundo, a replantear su inversión considerando 45% de sus recursos económicos para planificación, prevención y preparación, 34% para respuesta reactiva y 20% para recuperación.
Tomando acción desde la prevención
Distintos actores estratégicos alrededor del mundo han tomado nota del llamado mundial hacia la prevención de incendios forestales y han emprendido acciones para contribuir, desde su ámbito de acción, a este fin.
Para prevenir hay que conocer con anticipación la situación y el posible daño o perjuicio y, en materia de incendios forestales, los mapas cumplen una función vital.
Reconociendo su potencial, iniciativas como Global Forest Watch (GFW) —una plataforma en línea que proporciona datos y herramientas para conocer el estado actual de los bosques en tiempo casi real—, permiten a nivel global monitorear y gestionar las áreas verdes, detener la deforestación ilegal, denunciar actividades no sustentables, defender tierras y recursos, realizar investigaciones a la vanguardia de la conservación y atender incendios en surgimiento y expansión. Esta plataforma fue impulsada en 1997 por el Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés), pero se relanzó en 2014 generando una alianza estratégica con más de 100 organizaciones, investigadores y empresas internacionales que comparten una visión sostenible para los bosques de todo el planeta Tierra.
En Ecuador, un proyecto de vinculación liderado por la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) ha permitido construir el primer sistema de predicción de incendios forestales en el país con aplicación directa en distintos cantones de la Provincia de Loja y alta replicabilidad para cantones de otras provincias. Basándose en un modelo de probabilidad estadística desarrollado por docentes del Departamento de Ciencias Biológicas y Agropecuarias de esta universidad, el sistema hace posible que, hoy en día, el territorio de determinados cantones pueda ser monitoreado de forma permanente y se detecten, con anticipación, las zonas en las que pueden ocurrir incendios forestales.
📲 Ingresa al sistema de predicción de incendios forestales en Ecuador:
El proyecto inició en 2020, motivado por uno de los incendios forestales más catastróficos que ocurrió en septiembre de 2019 en el cantón Quilanga, provincia de Loja, y que consumió alrededor de 7000 hectáreas de bosque en más de una semana de duración. El fuego había sido generado por la quema de vegetación para habilitar terrenos con fines de agricultura y ganadería, sin percatarse que existen fuertes vientos en la zona y que el país atraviesa un fenómeno de sequía en aquellas temporadas del año. La actividad humana sin conocimiento de estos aspectos climáticos, fue lo que produjo un incendio devastador.
La problemática y necesidad social detectada en el territorio, dio origen al nuevo modelo de predicción de incendios forestales que desarrollaron los docentes de la UTPL, fundamentado en un proceso de minería de datos abiertos y en técnicas de inteligencia artificial para cruzar variables topológicas, de interacción antrópica y del estado de la vegetación. Este modelo es el que se convierte en el corazón del sistema de predicción, generando de forma automática y permanente mapas de susceptibilidad del territorio que permiten, a los gobiernos y a la sociedad en general, identificar la probabilidad de ocurrencia (muy alta, alta, media, baja o muy baja) de un incendio forestal en cada sector y así plantear acciones preventivas.
De acuerdo a Fabián Reyes Bueno, docente del Departamento de Ciencias Biológicas y Agropecuarias de la UTPL, este sistema predictivo fue creado con el objetivo principal de que «los municipios cuenten con los insumos necesarios para reconocer la realidad del territorio de forma actualizada y que, en función de los escenarios trazados a través de este modelo de probabilidad estadística que elimina cualquier subjetividad, puedan crear normativa pertinente sobre gestión del paisaje y manejo integral del fuego, que sea difundida a todas las personas, incluyendo prioritariamente a aquellas que utilizan este elemento como técnica de trabajo».
El sistema de predicción de incendios forestales desarrollado por la UTPL ha sido ya socializado con más de 300 bomberos a nivel nacional y con distintas autoridades y funcionarios de gobiernos autónomos descentralizados municipales para que estén en la capacidad de implementar esta herramienta como parte de su estrategia de planificación, prevención y preparación para mitigación de incendios forestales en Ecuador.
Este sistema de predicción también aspira a constituirse en una herramienta práctica y de fácil acceso para comunidades rurales y pueblos indígenas, a fin de que conozcan las particularidades de sus territorios y gestionen, con responsabilidad y visión sostenible, los campos y pastizales que tienen a su cargo para aportar a la producción agropecuaria del país.
El proyecto de vinculación impulsado por la UTPL cuenta hoy con una red de aliados desde el sector público, la academia y la sociedad civil, la misma que está permitiendo que el sistema de predicción de incendios forestales se optimice y escale, ampliando su alcance y beneficiando a más sectores de la provincia de Loja.
Para el 2023, el reto que asume la universidad es dotar al modelo de probabilidad con imágenes libres de tecnología radar, que hagan posible que los mapas de susceptibilidad generados por el sistema no se vean afectados por capas de nube o bruma en la atmósfera que interfieran el monitoreo permanente de todo el territorio.
Ph. D. Fabián Reyes BuenoDocente UTPL
Prevenir el desarrollo de incendios forestales es un llamado mundial que reciben todos los actores de la sociedad para evitar que la Tierra sobrepase la temperatura global máxima de 1,5 °C, conforme exhorta la ONU, a fin de evitar más consecuencias catastróficas del cambio climático. Este proyecto adquiere entones vital importancia a nivel nacional, al contribuir de manera directa a la consecución de este fin global desde Ecuador, un país en vías de desarrollo en donde las consecuencias de este tipo de siniestros pueden ser más devastadoras por la carencia de recursos económicos, técnicos y humanos, y por concretar su impacto específico en Loja, una de las provincias con mayor afectación histórica en materia de incendios forestales.