De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en su reporte sobre «Manejo sostenible de la tierra» (s.f.), «una de cada tres personas en el mundo se ve afectada de algún modo por la degradación de las tierras».
En Ecuador, a lo largo de la historia y debiéndose en gran parte a la extensa y exuberante diversidad biológica que se aloja en su territorio, la principal actividad económica de su región amazónica ha sido la extracción y comercialización de petróleo, hidrocarburos, minerales y madera, siendo esta actividad no solo la causante de múltiples daños ambientales y conflictos sociales, sino también la razón por la que la economía de sus comunidades indígenas y colonos se ha paralizado, ya que los réditos de esta actividad económica generalmente son asumidos por actores externos y no por los nativos de la Región Amazónica Ecuatoriana (RAE).
La producción agropecuaria también ha sido una actividad económica por excelencia en esta región; no obstante, al no abordarse desde una perspectiva de sostenibilidad, su impacto se ha visto reflejado directamente en la deforestación de los bosques y en una explotación indiscriminada de sus recursos naturales.
La degradación de los ecosistemas es un problema que se debe evitar de forma urgente en la Amazonía ecuatoriana, siendo conscientes del momento actual en el que se encuentra el mundo, azotado por el cambio climático y sus efectos, y reconociendo el rol trascendental que cumplen los bosques en la meta común de limitar el aumento de la temperatura media del planeta hasta máximo 1.5 °C como lo insta la ONU. La relación de los bosques con el cambio climático es directamente proporcional. Los bosques son considerados los pulmones de la Tierra, en la medida en que cumplen la función elemental de absorber grandes cantidades de dióxido de carbono y sustituirlo por oxígeno en el aire. Pero, más allá de eso, los bosques cuentan con otros atributos como ser el hábitat de distintas especies animales, regular las aguas superficiales, contribuir en la estabilidad climática y alojar de forma orgánica distintos productos forestales no maderables (PFNM).
Productos Forestales No Maderables (PFNM) son todos los bienes distintos de la madera, que se producen naturalmente en los bosques y que pueden ser cosechados sin necesidad de talar árboles.
El peligro que afrontan los bosques en la Amazonía ecuatoriana no es ajeno a la problemática social que anida en sus comunidades indígenas y colonos, ya que la precariedad económica en la que se ven inmersos al ser parte del área rural del país, agudiza inevitablemente el aumento de la deforestación en la región para el desarrollo de actividades agrícolas o pecuarias, vistas como oportunidad para la obtención de un sustento de vida.
En este punto, se reconoce la importancia de establecer e implementar estrategias de acción y políticas públicas que contribuyan simultáneamente a la conservación de las áreas y bosques de la RAE, al uso sustentable de sus recursos, al mejoramiento de la calidad de vida de las personas y al desarrollo económico de sus comunidades. Se trasluce entonces la importancia de recurrir a los principios de la Bioeconomía para construir modelos de negocio sostenibles, con una menor huella de carbono, que aporten al crecimiento sostenible de una región amazónica que cubre cerca de la mitad del territorio de un país en vías de desarrollo.
Bionegocios: desarrollo productivo desde un enfoque de conservación
Ecuador ha dado grandes pasos en este contexto. Iniciativas emblemáticas como el Plan de Acción REDD+, el Proyecto Socio Bosque (PSB) y el Programa Integral Amazónico de Conservación de Bosques y Producción Sostenible (PROAmazonía), movilizan esfuerzos a nivel nacional para contribuir de forma sólida a la conservación de los bosques, la mitigación del cambio climático y el desarrollo productivo sostenible de las comunidades de la RAE.
Estas tres iniciativas reconocen el rol estratégico que cumplen los bionegocios en el desarrollo sostenible de las comunidades rurales del país —más aun siendo Ecuador un destino megadiverso—, ya que estos modelos de negocio implican el aprovechamiento sostenible de los recursos biológicos para crear productos o servicios que generen rentabilidad económica y desarrollo comunitario a partir de la identificación de mercados a nivel local, nacional e internacional que valoren su origen orgánico y amigable con el ambiente.
La Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) es una de las instituciones privadas que, reconociendo la realidad de la Amazonía ecuatoriana, con sus necesidades más urgentes y sus múltiples atributos y potencialidades, une esfuerzos con el Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica (MAATE) y el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) para aportar a la consecución de los objetivos de PROAmazonía.
De esta forma, desde 2019, la UTPL ha impulsado un proyecto de investigación y vinculación con la sociedad que, al 2022, ha permitido consolidar y fortalecer el bioemprendimiento en comunidades indígenas y colonos de la RAE, a partir de la identificación y aprovechamiento sostenible de productos forestales no maderables (PFNM) en las provincias de Morona Santiago, Sucumbíos, Zamora y Loja.
El proyecto ejecutado por más de 15 docentes interdisciplinarios de la UTPL durante tres años, cubre cuatro fases de intervención para estructurar un proceso integral de asistencia técnica en las comunidades que son parte del PSB en la Amazonía ecuatoriana, comprendiendo nacionalidades Shuar y Achuar y colonos.
Omar Malagón Avilés, docente del Departamento de Química de la UTPL y líder del proyecto, explica que primero se llevó a cabo una investigación profunda sobre los PFNM presentes en las comunidades de Malvas, Setuch, Mashumarentza, Wisui, Kaank Grande, Antuash y Shakai, determinando los más promisorios para desarrollar con ellos prototipos de productos o servicios que se puedan producir y comercializar desde un enfoque de manejo forestal sostenible. Como segundo paso se realizó un análisis socioeconómico y cultural para establecer cadenas de valor viables y competitivas que permitan proyectar una rentabilidad para estos productos/servicios. Con estos primeros pasos ya concretados, como tercera fase se impulsó un programa de fortalecimiento de capacidades locales en temas de organización empresarial, bioemprendimiento, comercialización y negocios inclusivos, para luego brindar asesoría y acompañamiento en la elaboración de planes de negocio y manejo ambiental.
El proyecto concluyó con la creación de un repositorio básico de conocimiento para visibilizar las mejores prácticas de uso sostenible de PFNM y una guía para diseñar micro corredores biológicos, con el fin de promover puntos de tránsito entre zonas del sistema nacional de áreas protegidas del Ecuador.
Como parte del proyecto, la UTPL instaló la 1.a planta mecánica de extracción de aceites vegetales (morete, ishpingo y ungurahua) en Mashumarentza, cantón Taisha, a fin de optimizar el proceso de producción que implican los bionegocios implementados. Un hito para la comunidad amazónica, dado que en el sector carecen de luz eléctrica y luz solar.
Los bionegocios se constituyen en una vía directa hacia el desarrollo sostenible —económico, social y ambiental— de la Región Amazónica Ecuatoriana, así como también, en una estrategia efectiva para la transformación cultural de sus comunidades autóctonas que logra incidir en una mitigación real del cambio climático, porque las buenas prácticas de manejo forestal sostenible que instauran, hacen posible que los ecosistemas y hábitats naturales de la región no se conviertan en sistemas productivos basados en una explotación implacable con el planeta y sus diversas formas de vida.